Antes de poner el fic quiero decir, recalcar y reiterar que este fic NO ES MIO. Pertenece a su dueña, Chika. Y fue traducido al español por Minna para la pagina : http://www.videojuegosamazing.com/historia.htm
Yo lo único que hice fue copypastearlo y separarlo en parrafos según creí oportuno. Lo cuelgo por que estoy en dique seco con mis fics y no es plan de que Zell tenga sobre sus hombros todo el peso de los fics de la página ^^.
Aquí va el primer capítulo:
CAPITULO 1: "Sensaciones Nocturnas"(author: Chika/translator: Minna, mjv )
Un mes después, en una cálida noche de verano... Las calles de Shibuya aún bullían de gente pese a que eran ya las 2:30. Las personas se mezclaban entre sí como si la noche recién comenzara. Hasta las calles que se bifurcaban desde la "Center-Gai" (Avda. Central) estaban repletas del calor de la excitación. La música llegaba a las calles desde las discos y las salas de conciertos. Una de ellas en especial, en una callejuela de Center-Gai, aún tenía colas en las puertas. Sobre el portón colgaba un cartel de neón que decía "HESPERIA", brillando en el cielo, y debajo de éste uno más pequeño indicaba: "¡¡ABIERTO HOY!!".
Claro, en Shibuya hasta una sala chica como ésta era recibida con los brazos abiertos. Una cola de recién llegados aún esperaba su turno. Adentro era aún peor. El estrecho pasillo que llevaba a la sala estaba lleno de borrachos. La misma sala, con un diminuto escenario al final, estaba "abochornada" (por decir algo) por la gran cantidad de gente. Una "nube" de humo de cigarro llenaba el aire junto a los susurros del público en un inquieto zumbido, como el ritmo de la marea. Este se convirtió en un rugido cuando se apagaron las luces, hundiendo todo en la sombra. Sólo podía verse la puerta que daba al pasillo, y el signo de la SALIDA DE EMERGENCIA que brillaba débilmente en la oscuridad. Entonces un foco apunto al centro del escenario. Un muchacho de unos 17 años se paró en medio y levantó la mano. Los murmullos disminuyeron. El sonrió levemente y se sacó la cola de caballo del hombro.
"¡Muchísimas gracias por asistir al primer concierto en vivo de 'Stella'! Lástima que sea nuestra última canción de la noche, pero estamos seguros de que volveremos a vernos...". Suspiros femeninos pudieron oírse desde la masa de gente. el muchacho aliso la chaquetilla que llevaba sobre su torso desnudo y apuntó al público. "Y AHORA, para el gran final, 'Let's Do the Motion'!". La sala volvió a llenarse de gritos cuando se apagó el foco. "BO...OM!". Con la pesada música de fondo sacudiendo la sala el foco re-iluminó la escena y, en vez del muchacho, apareció una chica. Su pelo castaño y corto hasta la barbilla refulgía. El público se agitaba con el ritmo entre las luces. "¡TODOS QUIEREN VER EL SOL! ¡TODOS QUIEREN VER LA LUNA!".
Un callejón detrás de la torre. Podía oírse el bullicio de la sala en medio de las cajas de cartón y las pozas de lluvia primaveral. Cortos pasos sacudieron las pozas, y dos siluetas se delinearon en la oscuridad. Una de ellas, la de un chico, se plantó firmemente frente a la otra. el viento cálido sacudió su pelo oscuro, que se mantenía a los lados del rostro con un cintillo blanco. Metió las manos en sus bolsillos y miró a su rival. En su espalda resplandecía el emblema del Sol. "¿No sabes rendirte?... ¿Realmente hay que hacer esto?". Kyo lo dijo rascándose la cabeza. El otro sonrió burlonamente y levantó con lentitud su mano derecha. Volaron las chispas y una flama violeta bailó en su palma, iluminando su rostro frío. "Es nuestro destino... ¡No importa dónde ni cuando se lleve a cabo!". "No me interesa la rivalidad de nuestros clanes, pero...". Kyo se sacó la mano izquierda del bolsillo. La elevó también en el aire, y llamas escarlatas brillaron enseñando su bellísima cara. "¡Tomaré cualquier lucha que me ofrezcas, Yagami!". La música de la sala se metió en la callejuela.
"... Espera a que las sirenas suenen en tu mente / como una afilado cuchillo de plata / Los reflectores bailan en el cielo / ¡¡Luego de que se quema un petardo en la noche, un milagro se desborda!!".
"¡¡ONIYAKI!!".
"... Necesito unos segundos y estaré dentro / Necesito una visión, más y más alta / ¡¡Ooooh... AHORA!!".
"¡¡YAMIBARAI!!"...
"... ¡Días brillantes, noches brillantes! / ¡Días brillantes, noches brillantes!...". La voz desapareció entre los rugidos de la multitud.
"¡Estuvo muy bien, muchachos!". Los tintineos de los vasos llenaron la ahora vacía sala de "Hesperia". Los jóvenes de la banda se sentaron en el escenario. La pieza se sentía fresca después de la "violenta" limpieza recibida una vez que la gente se fue. "¡Amigos, estoy muerto!", exclamó el baterista tras beberse toda la cerveza. Su cuerpo sudaba tanto que la camisa se le pegaba al pecho, y su pelo estaba echado hacia atrás. "Tocaste muy duro, ¿o no, Itsuki?". Itsuki cogió otra cerveza y sonrió. "Sí, pero ahora estoy por fallecer!", y abrió la lata. "También estoy cansadísima... ¡Nada más por hoy!", dijo Hotaru, una de las percusionistas, y le arrebató la lata a Itsuki. "¡Y Ud. ya ha tenido bastante, señor!". Todos se rieron mientras se levantaban y echaban a andar hacia el pasillo. "¿Dónde vas, Kira?", preguntó Itsuki a la pelicorta vocalista cuando ella partió en la dirección contraria. "Quiero ver si dejé con llave la puerta trasera". "Por ahí se sale...". "Creo que sí". "Okey, ja mata na-! (¡nos vemos!)". "Oyasumi! (buenas noches)", le gritaron a Kira mientras ella se despedía con la mano. Fue tras bambalinas y revisó si alguno había olvidado alguna pertenencia. Tras apagar las luces, se dirigió a la salida trasera que iba al callejón. Sólo se oía el ruido de sus pasos en el piso encerado. Y al abrir la pesada puerta de metal... "Goooo! CRASH!!". Flamas rojas traspasaron el callejón y, debido al impacto, Iori cayó en las cajas. Pasmada, Kira se quedó en la puerta.
"¿QUE?... ¿Qué diablos hacen en este sitio?". Kyo miró hacia arriba al oír su voz. Kira lo miró, y luego al caído Iori. Aunque Kyo no estaba tan herido, también podían verse moretones y cortes en su cuerpo. "¿Están peleando? Por mí está bien, pero no quemen todo el edificio por ello". Kira saltó de la escalera y corrió hacia el caído Iori. Aún sin entender nada, Kyo se limitó a mirar. Ella sacó a Iori, puso su brazo alrededor de su propio cuello y, tratando de soportar el peso de su cuerpo, empezó a caminar de vuelta hacia la salida. "Hummmmmm... ¿Que hace, señorita?". "Bueno, no puedo dejar en la calle a un herido, ¿o sí?, dijo ella arrastrando a Iori hacia adentro. Lo llevó a una pieza cercana, donde había un viejo diván, y lo acostó sobre él. Aliviada de su carga, Kira volvió a la puerta. "También te ves herido. No tanto como él, pero... ¿Vienes? Tengo vendas y medicinas", y le hizo un gesto para que entrara. Kyo pensó en su fobia a las medicinas, especialmente a aquellas para los cortes, y se estremeció. Pero, recordando que estaba frente a una muchacha, se irguió y se arregló los mechones. "No, mejor no. Si él (Iori) se levanta y yo estoy ahí, el edificio seria sitio para el segundo round". Kyo se metió las manos al bolsillo, le hizo un guiño y se marchó.
Caminando entre la gente, Kyo se pasó el dedo por el corte en su mejilla. Maldiciéndose por no haber podido evitar el golpe de Iori, pensó nuevamente en la lucha y su abrupto final. "Vaya, era guapísima... ¡Bastardo con suerte! ¡Tener sus heridad curadas por esa chica!... Quizá debí quedarme...". Volvió a insultarse por hacerse el duro con la joven, pudiendo haber tenido sus heridas también curadas por ella. Y... "Shimatta! ¡No le pregunté ni el nombre! Realmente no es mi día...".
El cuerpo de Iori estaba extendido en el diván. Su chaqueta y su camisa, cubiertas de sangre y suciedad, habían sido reemplazadas por un simple trozo de papel que descansaba sobre su pecho. Tenía extrañas señales escritas en él, y parecía ser un fuda (talismán japonés consistente en una papeleta con palabras sagradas, usado para la suerte y la magia). Kira se sentó en la silla junto al diván. Cerró los ojos y extendió los brazos hasta las rodillas, susurrando palabras inaudibles. El fuda sobre el pecho de Iori empezó a brillar. "...on, rin, shao, mei...". El fulgor del fuda rodeó a Iori y luego disminuyó. Sus dedos se movieron y... "¡¡Aaaargh!". Repentinamente Iori se sentó en el diván. El fuda, cumplida su misión, se esfumó en el aire. Sin notar su nueva condición, Iori miró alrededor de esta pieza tan extraña para él y, notando que no estaba solo, miró a Kira. "¿Qué diablos...? ¿Y quién eres?". "¿Que quién soy? Vaya, te salvé de que te pegaran ahí afuera, ¿y esto es lo que recibo?", y se paró de la silla riendo. "¿Ser golpeado? Entonces perdí de nuevo ante Kyo...", e Iori golpeó su puño contra el sofá maldiciéndose en silencio por haber fallado. Otra vez. Pero, ¿y el dolor? Iori examinó su cuerpo sin hallar moretones ni cortes. "Yo... Yo creí que estaría cubierto de...". Iori miró a Kira, que le extendía la camisa y la chaqueta. Estaban limpias y secas, y todas las quemaduras y cortes habían sido reparadas. "Si supieras cuánto trabajé para sacarles toda la sangre...". Eran las 4:30 cuando dejaron el edificio.
El callejón estaba ahora cubierto por la fría niebla matinal. Kira cerró la puerta con llave. "No sabía que hubiera una nueva sala de conciertos". "La abrieron recién esta noche. Tú pareces ser hombre de bandas también". "Algo así, claro". Kira miró el reloj y chilló. "¿¡LAS CUATRO Y MEDIA?! ¡Esta noche sí que fue larga! Pero hasta con la ayuda del fuda, curarte en dos horas es realmente sorprendente... Me pregunto si te habrá ayudado tu sangre Orochi...". Iori abrió los ojos al oírla mencionar la palabra "Orochi". "¿Quién eres?". Kira sólo sonrió al hombre confundido mientras daba la vuelta. "¡Esa es tu decisión, Yagami Iori-kun!". Y se mezcló en la multitud.
Yo lo único que hice fue copypastearlo y separarlo en parrafos según creí oportuno. Lo cuelgo por que estoy en dique seco con mis fics y no es plan de que Zell tenga sobre sus hombros todo el peso de los fics de la página ^^.
Aquí va el primer capítulo:
CAPITULO 1: "Sensaciones Nocturnas"(author: Chika/translator: Minna, mjv )
Un mes después, en una cálida noche de verano... Las calles de Shibuya aún bullían de gente pese a que eran ya las 2:30. Las personas se mezclaban entre sí como si la noche recién comenzara. Hasta las calles que se bifurcaban desde la "Center-Gai" (Avda. Central) estaban repletas del calor de la excitación. La música llegaba a las calles desde las discos y las salas de conciertos. Una de ellas en especial, en una callejuela de Center-Gai, aún tenía colas en las puertas. Sobre el portón colgaba un cartel de neón que decía "HESPERIA", brillando en el cielo, y debajo de éste uno más pequeño indicaba: "¡¡ABIERTO HOY!!".
Claro, en Shibuya hasta una sala chica como ésta era recibida con los brazos abiertos. Una cola de recién llegados aún esperaba su turno. Adentro era aún peor. El estrecho pasillo que llevaba a la sala estaba lleno de borrachos. La misma sala, con un diminuto escenario al final, estaba "abochornada" (por decir algo) por la gran cantidad de gente. Una "nube" de humo de cigarro llenaba el aire junto a los susurros del público en un inquieto zumbido, como el ritmo de la marea. Este se convirtió en un rugido cuando se apagaron las luces, hundiendo todo en la sombra. Sólo podía verse la puerta que daba al pasillo, y el signo de la SALIDA DE EMERGENCIA que brillaba débilmente en la oscuridad. Entonces un foco apunto al centro del escenario. Un muchacho de unos 17 años se paró en medio y levantó la mano. Los murmullos disminuyeron. El sonrió levemente y se sacó la cola de caballo del hombro.
"¡Muchísimas gracias por asistir al primer concierto en vivo de 'Stella'! Lástima que sea nuestra última canción de la noche, pero estamos seguros de que volveremos a vernos...". Suspiros femeninos pudieron oírse desde la masa de gente. el muchacho aliso la chaquetilla que llevaba sobre su torso desnudo y apuntó al público. "Y AHORA, para el gran final, 'Let's Do the Motion'!". La sala volvió a llenarse de gritos cuando se apagó el foco. "BO...OM!". Con la pesada música de fondo sacudiendo la sala el foco re-iluminó la escena y, en vez del muchacho, apareció una chica. Su pelo castaño y corto hasta la barbilla refulgía. El público se agitaba con el ritmo entre las luces. "¡TODOS QUIEREN VER EL SOL! ¡TODOS QUIEREN VER LA LUNA!".
Un callejón detrás de la torre. Podía oírse el bullicio de la sala en medio de las cajas de cartón y las pozas de lluvia primaveral. Cortos pasos sacudieron las pozas, y dos siluetas se delinearon en la oscuridad. Una de ellas, la de un chico, se plantó firmemente frente a la otra. el viento cálido sacudió su pelo oscuro, que se mantenía a los lados del rostro con un cintillo blanco. Metió las manos en sus bolsillos y miró a su rival. En su espalda resplandecía el emblema del Sol. "¿No sabes rendirte?... ¿Realmente hay que hacer esto?". Kyo lo dijo rascándose la cabeza. El otro sonrió burlonamente y levantó con lentitud su mano derecha. Volaron las chispas y una flama violeta bailó en su palma, iluminando su rostro frío. "Es nuestro destino... ¡No importa dónde ni cuando se lleve a cabo!". "No me interesa la rivalidad de nuestros clanes, pero...". Kyo se sacó la mano izquierda del bolsillo. La elevó también en el aire, y llamas escarlatas brillaron enseñando su bellísima cara. "¡Tomaré cualquier lucha que me ofrezcas, Yagami!". La música de la sala se metió en la callejuela.
"... Espera a que las sirenas suenen en tu mente / como una afilado cuchillo de plata / Los reflectores bailan en el cielo / ¡¡Luego de que se quema un petardo en la noche, un milagro se desborda!!".
"¡¡ONIYAKI!!".
"... Necesito unos segundos y estaré dentro / Necesito una visión, más y más alta / ¡¡Ooooh... AHORA!!".
"¡¡YAMIBARAI!!"...
"... ¡Días brillantes, noches brillantes! / ¡Días brillantes, noches brillantes!...". La voz desapareció entre los rugidos de la multitud.
"¡Estuvo muy bien, muchachos!". Los tintineos de los vasos llenaron la ahora vacía sala de "Hesperia". Los jóvenes de la banda se sentaron en el escenario. La pieza se sentía fresca después de la "violenta" limpieza recibida una vez que la gente se fue. "¡Amigos, estoy muerto!", exclamó el baterista tras beberse toda la cerveza. Su cuerpo sudaba tanto que la camisa se le pegaba al pecho, y su pelo estaba echado hacia atrás. "Tocaste muy duro, ¿o no, Itsuki?". Itsuki cogió otra cerveza y sonrió. "Sí, pero ahora estoy por fallecer!", y abrió la lata. "También estoy cansadísima... ¡Nada más por hoy!", dijo Hotaru, una de las percusionistas, y le arrebató la lata a Itsuki. "¡Y Ud. ya ha tenido bastante, señor!". Todos se rieron mientras se levantaban y echaban a andar hacia el pasillo. "¿Dónde vas, Kira?", preguntó Itsuki a la pelicorta vocalista cuando ella partió en la dirección contraria. "Quiero ver si dejé con llave la puerta trasera". "Por ahí se sale...". "Creo que sí". "Okey, ja mata na-! (¡nos vemos!)". "Oyasumi! (buenas noches)", le gritaron a Kira mientras ella se despedía con la mano. Fue tras bambalinas y revisó si alguno había olvidado alguna pertenencia. Tras apagar las luces, se dirigió a la salida trasera que iba al callejón. Sólo se oía el ruido de sus pasos en el piso encerado. Y al abrir la pesada puerta de metal... "Goooo! CRASH!!". Flamas rojas traspasaron el callejón y, debido al impacto, Iori cayó en las cajas. Pasmada, Kira se quedó en la puerta.
"¿QUE?... ¿Qué diablos hacen en este sitio?". Kyo miró hacia arriba al oír su voz. Kira lo miró, y luego al caído Iori. Aunque Kyo no estaba tan herido, también podían verse moretones y cortes en su cuerpo. "¿Están peleando? Por mí está bien, pero no quemen todo el edificio por ello". Kira saltó de la escalera y corrió hacia el caído Iori. Aún sin entender nada, Kyo se limitó a mirar. Ella sacó a Iori, puso su brazo alrededor de su propio cuello y, tratando de soportar el peso de su cuerpo, empezó a caminar de vuelta hacia la salida. "Hummmmmm... ¿Que hace, señorita?". "Bueno, no puedo dejar en la calle a un herido, ¿o sí?, dijo ella arrastrando a Iori hacia adentro. Lo llevó a una pieza cercana, donde había un viejo diván, y lo acostó sobre él. Aliviada de su carga, Kira volvió a la puerta. "También te ves herido. No tanto como él, pero... ¿Vienes? Tengo vendas y medicinas", y le hizo un gesto para que entrara. Kyo pensó en su fobia a las medicinas, especialmente a aquellas para los cortes, y se estremeció. Pero, recordando que estaba frente a una muchacha, se irguió y se arregló los mechones. "No, mejor no. Si él (Iori) se levanta y yo estoy ahí, el edificio seria sitio para el segundo round". Kyo se metió las manos al bolsillo, le hizo un guiño y se marchó.
Caminando entre la gente, Kyo se pasó el dedo por el corte en su mejilla. Maldiciéndose por no haber podido evitar el golpe de Iori, pensó nuevamente en la lucha y su abrupto final. "Vaya, era guapísima... ¡Bastardo con suerte! ¡Tener sus heridad curadas por esa chica!... Quizá debí quedarme...". Volvió a insultarse por hacerse el duro con la joven, pudiendo haber tenido sus heridas también curadas por ella. Y... "Shimatta! ¡No le pregunté ni el nombre! Realmente no es mi día...".
El cuerpo de Iori estaba extendido en el diván. Su chaqueta y su camisa, cubiertas de sangre y suciedad, habían sido reemplazadas por un simple trozo de papel que descansaba sobre su pecho. Tenía extrañas señales escritas en él, y parecía ser un fuda (talismán japonés consistente en una papeleta con palabras sagradas, usado para la suerte y la magia). Kira se sentó en la silla junto al diván. Cerró los ojos y extendió los brazos hasta las rodillas, susurrando palabras inaudibles. El fuda sobre el pecho de Iori empezó a brillar. "...on, rin, shao, mei...". El fulgor del fuda rodeó a Iori y luego disminuyó. Sus dedos se movieron y... "¡¡Aaaargh!". Repentinamente Iori se sentó en el diván. El fuda, cumplida su misión, se esfumó en el aire. Sin notar su nueva condición, Iori miró alrededor de esta pieza tan extraña para él y, notando que no estaba solo, miró a Kira. "¿Qué diablos...? ¿Y quién eres?". "¿Que quién soy? Vaya, te salvé de que te pegaran ahí afuera, ¿y esto es lo que recibo?", y se paró de la silla riendo. "¿Ser golpeado? Entonces perdí de nuevo ante Kyo...", e Iori golpeó su puño contra el sofá maldiciéndose en silencio por haber fallado. Otra vez. Pero, ¿y el dolor? Iori examinó su cuerpo sin hallar moretones ni cortes. "Yo... Yo creí que estaría cubierto de...". Iori miró a Kira, que le extendía la camisa y la chaqueta. Estaban limpias y secas, y todas las quemaduras y cortes habían sido reparadas. "Si supieras cuánto trabajé para sacarles toda la sangre...". Eran las 4:30 cuando dejaron el edificio.
El callejón estaba ahora cubierto por la fría niebla matinal. Kira cerró la puerta con llave. "No sabía que hubiera una nueva sala de conciertos". "La abrieron recién esta noche. Tú pareces ser hombre de bandas también". "Algo así, claro". Kira miró el reloj y chilló. "¿¡LAS CUATRO Y MEDIA?! ¡Esta noche sí que fue larga! Pero hasta con la ayuda del fuda, curarte en dos horas es realmente sorprendente... Me pregunto si te habrá ayudado tu sangre Orochi...". Iori abrió los ojos al oírla mencionar la palabra "Orochi". "¿Quién eres?". Kira sólo sonrió al hombre confundido mientras daba la vuelta. "¡Esa es tu decisión, Yagami Iori-kun!". Y se mezcló en la multitud.